Comentarios a “Islay, Provincia de las Oportunidades”

Por: Lino Benavente Butrón

He leído con singular interés tus artículos en torno a nuestra provincia. Son tantas las ideas y propuestas deslizadas que dificulta la tarea de precisar comentarios y sugerencias puntuales. Las ideas vertidas se diluyen en la ambigüedad al no estar enmarcadas coherentemente en el tiempo, asociadas a prioridades, objetivos y metas de corto, mediano y largo plazo. Se confunde reiteradamente visión (futuro realista y posible que se desea alcanzar) con misión (estrategias, objetivos, metas, líneas de acción, programas y proyectos para alcanzar el futuro deseado).

Al inicio de tu artículo central señalas: “La visión de las oportunidades1 (letra cursiva nuestra) nos lleva a pensar y plantear, ¿Cómo encaja la provincia de Islay…?”. Walter, utilizando tu propio lenguaje, las oportunidades (alternativas de desarrollo) no se visionan, sino se misionan, sea identificando y priorizando problemas, sea formulando programas y/o proyectos de desarrollo en función de objetivos y metas propuestos. Es más, resulta poco elegante2, por decir lo menos, expresar que “Pocas veces hemos hecho el intento de crear visiones con buen futuro y que…” (¿?) ¿Quién crea visiones con mal futuro? Por definición, la visión es un ideal, un anhelo a alcanzar en un futuro mediato o en un futuro de largo aliento.

“Islay, plataforma articuladora e integradora de la costa sur”, de hecho, es una visión inteligente, con fuerza suficiente para aglutinar a todos los sectores sociales y económicos de la provincia, por encima de los intereses personales e institucionales existentes. Todos, sin distinción alguna, desplegarían esfuerzos y recursos para lograrla, siempre y cuando se vayan implementando políticas públicas en el tránsito hacia ella (visión), a fin de ir reduciendo brechas y desigualdades sociales y económicas que debilitan la convivencia democrática. Sin embargo, mi estimado Walter, es muy aventurado (y ¿gaseoso?) señalar como actividad económica emblemática del valle (marca) al binomio denominado agrícola-ganadera, según tu propia expresión. Así expresado, no hay nada nuevo en ello; pues, la actividad agrícola-pecuaria es una práctica consuetudinaria desde los primeros pobladores del valle (siglo XIX). Si discurrimos bajo la lógica de tu propuesta general, el quid del asunto es definir qué cartera de cultivo y qué tipo de ganado deben constituirse. Muchos entendidos en materia pecuaria (ganado lechero) coinciden en afirmar que conducir ganado en unidades agrícolas menores de 15 hectáreas de forraje resulta poco atractivo, resintiendo, desde luego, su competitividad. No te olvides que la atomización de la tierra agrícola es el común denominador en el valle, donde más del 65% de las unidades productivas están por debajo de las 3.50 hectáreas, y muy pocas por encima de las 10 hectáreas. En materia agrícola, las experiencias exitosas últimas indican que los cultivos de páprika, alcachofa, cucurbitáceas y tubérculos son los más preciados por los pequeños productores; pues, merced a ellos, sus ingresos han mejorado sensiblemente. En fin, sobre estos aspectos3, aún hay mucho camino por recorrer, y, desde luego, algunas (o muchas) interrogantes que ventilar, como por ejemplo: ¿los programas y/o proyectos deben sustentarse en la vigente fragmentación de la tierra?, o, en su defecto, ¿es imprescindible redimensionar las unidades agrícolas para que sea viable la visión?

En cuanto a educación, entregas una propuesta interesante, pero circunscrita sólo a la capacitación laboral en correspondencia a los requerimientos actuales y futuros de los diferentes sectores productivos de la provincia, no obstante que a renglón seguido afirmas acertadamente que educación y desarrollo devienen una alianza estratégica irrenunciable. A este propósito, me viene a la memoria una sentencia oriental muy conocida: “Si das un pescado al hambriento, comerá una vez; si le enseñas a pescar, comerá toda la vida”. Desde la perspectiva del crecimiento y desarrollo, habría que agregar una condición indispensable a tal sentencia: “…siempre y cuando el río produzca suficientes peces”. La educación eficiente es una condición necesaria de alto valor estratégico para promover la igualdad de oportunidades, pero no suficiente para reducir significativamente las inequidades y menos las brechas de desigualdad. Es imprescindible que la educación se inserte en un modelo de crecimiento “pro pobre”, en un modelo efectivamente redistributivo, para que el bienestar social no sea patrimonio exclusivo de los sectores sociales más aventajados.

Por tanto, además de la creación de un “Centro para las capacidades, productividad e innovación” que propones, el valle demanda perentoriamente la existencia de un “Centro de investigación y transferencia tecnológica” a fin de resolver problemas cruciales de larga data que afectan tanto a la agricultura como a la pesca. Pues, mediante el proceso iterativo de investigación-prueba-difusión-transferencia-evaluación, el Centro puede generar4, en pocos años, un efecto multiplicador sin antecedente alguno, prioritariamente en lo concerniente a: (i) eficiencia y eficacia en el uso y manejo del escaso recurso hídrico y conducción de las parcelas agrícolas; (ii) calidad y variedad de productos agrícolas apropiados y rentables; (iii) generación de valor agregado de productos de creciente demanda interna e internacional; y (iv) manejo sostenido y sostenible de la actividad pesquera, promoviendo el cultivo del camarón de río y la maricultura con fuerza empresarial. De concretarse estas acciones, es fácil imaginar un escenario productivo generador de nuevas fuentes de trabajo e ingresos decentes y, desde luego, una población capaz de disfrutar los beneficios del crecimiento y desarrollo.

Notas:

1. Me da la impresión que la dimensión oportunidades la tomas prestada del historiador Jorge Basadre, pero en dirección contraria, positiva. Sociológicamente hablando, tú eres sociólogo, la variable (dimensión) oportunidades más tiene que ver con el desarrollo del capital humano (educación y salud, principalmente) y con la capacidad de adquirir bienes y servicios por los sectores sociales pobres y/o excluidos. Pues, mediante la promoción y desarrollo de la denominada igualdad de oportunidades no sólo se busca que los pobres puedan incorporarse con éxito en el mercado laboral, sino además que éstos puedan adquirir capacidad de demandar bienes y servicios, y transformarlos a su vez en bienestar. Si no incurro en error de apreciación, tú tomas esta dimensión en términos de posibilidad, alternativa u opción de inversión.

2. De igual modo, nuestro idioma se resiente cuando afirmas que “la pesca sigue siendo contrastante” (subrayado nuestro) en el intento de calificar, de un lado, la explotación y manejo de la misma; y, del otro, el rendimiento y situación laboral de los pescadores.

3. Para mayor información pasada y presente de la provincia, revisar las invalorables ediciones de la otrora revista “Mollendo”. Asimismo, para conocer la evolución y desempeño del Valle de Tambo, en torno a sus problemas sociales, demográficos, económicos y productivos, es imperativo revisar las ediciones anuales de la actual revista “La Punta”.

4. Es evidente que el represamiento del río Tambo es condición sine qua non para impulsar sostenidamente el crecimiento competitivo de la agricultura.

Enero, 2013.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.