Publicamos este texto con ocasión del día de difuntos y como un homenaje a los que partieron en el viaje sin retorno.

Por: Percy Eguiluz Menéndez (con agregados del editor)

Hablar del cementerio no es cuestión de vida, no es cuestión de muerte, es el compromiso social con el pueblo,lo que interesa es mantener y rescatar la memoria ; la muerte es común en todos, pero nos reconocemos en la diferencia, pues enterramos a nuestros muertos con lo que sabemos y conocemos; los recordamos con ofrendas, rezos, algunos hasta bailes y canciones; es que son expresiones en honor a los ausentes.

Lo que sucede en los cementerios es nada más que un espectáculo de interpretación : la forma de los nichos, mausoleos, tumbas, el luto, el duelo y hasta el miedo quedan registrados en nuestra cultura, los bienes materiales e inmateriales son parte de este rescate cultural. (Foto 1)

Foto 1: Vista panorámica del cementerio de La Punta.

El cementerio de La Punta puede tener su origen en 1843, un año después de la formación del pueblo de La Punta (1842), es que en el antedicho año Fernando Rondón y Eduardo Zegarra donaron al obispo Goyoneche “[..el terreno necesario para la iglesia, plaza, casa cural y cementerio..]” ( A.A.A. ) con el fin de agilizar el trámite de traslado de la viceparroquia de Las Palmas al naciente pago de La Punta. El obispo Goyoneche agradeció el gesto y dijo que dicha donación se agregaría al expediente que se seguía para el traslado de la viceparroquia. En el lugar donado se construyó una capilla en 1845 para el Señor de los Desamparados que se convirtió en viceparroquia recién en 1865 y se supone que desde este año se debieron registrar los nacimientos, matrimonios y defunciones en sus respectivos libros, pero el maremoto del 13 de agosto de 1868 lo destruyó todo.

El libro de defunciones más antiguo que se posee de la viceparroquia de nuestra señora del Carmen en Punta de Bombón, porque así se llamaba, empieza el ocho de marzo de 1885.Este libro está en el Archivo Arzobispal de Arequipa (A.A.A.) en él se registra la primera acta de defunciones en la cual se lee “Martina Cahuila” [al margen] “año del señor de mil ochocientos ochenta y cinco en quince de marzo, yo el infrascrito cura teniente de esta viceparroquia de las Palmas [en Punta de Bombón] sepulté de cruz baja al cuerpo menor de Martina Cahuila, india de cuatro años de nacida de Polobaya, hija natural de María Cahuila, murió con viruela y para que conste firmo fecha ut supra” [rubricado] Manuel Dávila.

En estos tiempos se tenía la costumbre de diferenciar los entierros bajo los ítems de Caridad, Cruz baja, Media pompa, Cruz alta, esto necesariamente se refería al pago que se le asignaba a la parroquia por los funerales, quedaban consignados dichas diferencias en las actas del libro de defunciones. (Ver anexos 1-2-3-4)

En estas actas, también se pueden apreciar, aparte del año del fallecimiento y de la categoría, la edad asignada como cuerpo menor “[… sepulté el cuerpo menor de Ester Llosa de edad de un año y ocho meses…]” (A.A.A. Defunciones, Libro 1, folio 9), el genotipo del difunto “[…de raza blanca…]” (A.A.A. Ibídem), el estado social “[… hija legitima de D. Enrique Llosa y Doña María Rendón naturales y vecinos de esta viceparroquia…]” , y hasta el motivo de su fallecimiento “[…murió de bronquitis.]” (A.A.A. Ibidem)

En este primer libro de defunciones que empieza el ocho de marzo y termina el 31 de octubre de 1894 se tienen registradas más muertes de niños (210 fallecidos) esto por causa de enfermedades como disentería, irritación, pulmonía, bronquitis, viruela (muy común en la época) tisis, inflamación; en segundo lugar se registran los fallecimientos de ancianos (52 fallecidos) y en tercer lugar están los fallecimientos de los jóvenes (24 fallecidos). Los libros sucesores no escapan de esta realidad, la mortandad infantil era impresionante a finales del siglo XIX.

EL CEMENTERIO

En un principio los entierros se hacían en el lugar que ahora se conoce como el cementerio antiguo, que está ubicado al alado izquierdo del actual. Ahora solo se puede observar algunos montículos de tierra dispersos, en ciertos lugares, pues la mayoría eran sepultados en la tierra, para esto hacían una fosa donde depositaban el ataúd y luego cubrían con la misma tierra y al final hacían la forma de un montículo en donde colocaban una cruz en la cual se escribía el nombre del difunto y la fecha del fallecimiento, o la fecha de nacimiento y fallecimiento, o la edad en que murió.

Como he dicho, no existe casi nada de estas tumbas, a excepción de algunas que sus familiares construyeron nichos años, después de haber enterrado a sus seres queridos, tal es el caso del nicho de los padres de Honorio Villamar Banda en cuya lapida dice “un recuerdo sobre la tumba de mis adorados padres su hijo Honorio Villamar / 1941[año en que se hizo el nicho].” (Ficha Nº3 “cementerio antiguo”). Este nicho es de forma piramidal rodeada de ocho pequeñas pirámides unidas con cadenas (actualmente se esta destruyendo) (fotografía 2 y 3)

Foto 2: Nicho construido por Honorio Villamar 
a sus padres.

Foto 3: Lápida del nicho construido por Honorio Villamar a sus padres donde dice “un recuerdo sobre la tumba de mis 
adorados padres su hijo Honorio Villamar / 1941 [año en que se hizo el nicho].” (Ficha Nº3 “cementerio antiguo”)

El único nicho que se encuentra en buen estado aunque los restos del difunto no se encuentren en él, es de Emilia Portugal Tejada en cuya lápida dice “falleció el 20 de noviembre de 1909, recuerdo de M T e hijo” (ver foto 4 y 5)

Foto 4: Foto de un nicho, el más conservado del cementerio viejo pertenecía a Emilia Tejada, ahora no se encuentran
sus restos.

Foto 5: Lápida del anterior nicho.

El cementerio antiguo conserva un nicho de adobe, característico del siglo XIX, del que no se tiene noticia a quien perteneció (ver foto 6) también están parte de lo que fue el mausoleo de la familia Ocharan; (ver foto 7) también existen cruces de cemento sobre tumbas de tierra como la de “Antonia de Ampuero QEPD noviembre de 1908” (ficha Nº 10 “cementerio antiguo”), también hay una cruz de metal de 2 metros de alto y que pertenece a la tumba de “ Bernardino Pacheco que falleció el 29 de junio de 1916” ( ficha Nº c15 “ cementerio antiguo”).

Foto 6: Parte del cementerio antiguo donde se observan nichos de adobe y otros.

Foto 7: Restos del mausoleo de la familia Ocharán.

Los entierros más antiguos del que se conoce como el cementerio nuevo data del año de 1923, un nicho en cuya lápida dice” Q. E. P. D. Manuel S. Medina murió enero 20 de 1823/ Juana C. de Medina murió febrero 10 de 1926 / Candelaria M. de Aguirre” es un nicho clásico para dos cuerpos modelo en forma de ataúd, en alto relieve,muros griegos y en cima un ángel (ver fotos 8 y 9)

Foto 8: Tumba más antigua del cementerio de La Punta.

Foto 9: Lápida de la tumba más antigua del cementerio de La Punta.

Otros más antiguos están en los dos pabellones de nichos de cinco pisos, estos del año 1930, según sus lapidas. Estos pabellones fueron construidos por Marcos Rivera Álvarez. (Ver foto 10)

Foto 10: Pabellón construido por Marcos Rivera Torres en el se encuentran los restos mas antiguos del cementerio.

Este cementerio tiene tres mausoleos muy hermosos que pertenecen a familias netamente punteñas como la de los Torres Chávez, así se puede ver en la puerta de fiero forjado en donde están las iníciales T CH. Este mausoleo es de estilo ecléctico es decir una mezcla de varios estilos. Para este resalta más el estilo gótico tan bien el clásico por sus columnas y adornos en alto relieve. El constructor de este mausoleo fue el maestro Ortiz de Cocachacra. Alli está sepultado Armando Torres Chávez (Ficha Nº 2 “cementerio nuevo” /mausoleos) (ver foto 11)

Foto 11: Mausoleo de la familia Torres Chávez, de estilo ecléctico.

Otro mausoleo es el que perteneció a la familia Arispe Llosa, según se puede distinguir en el blasón de dicho mausoleo (ver foto 9) este mausoleo es de estilo gótico con techo a dos aguas y también fue hecho por el maestro Ortiz (ver foto 12).

Foto 12: Mausoleo de la familia Arispe Llosa, de estilo gótico y techo a dos aguas en el blasón se pueden 
apreciar las iniciales de la familia.

El otro mausoleo es de la familia Rospigliosi (abuelos de Willy , Jorge,Celinda y Elena Llosa Rospigliosi) hecho por el arquitecto Arenas, también de Cocachacra, es de estilo neoclásico (ver foto 11). Existen otros nichos en forma piramidal como el de Guillermo Rivera Riega fallecido el 19 de abril de 1942 padre de la señora Luzmila Rivera, que atendió por muchos años la oficina de correos y telégrafos de La Punta. (ver foto 13)

Foto 13: Mausoleo de la familia Rospigliosi, de estilo neoclásico.

Existen nichos de familias con apellidos extranjeros como Misad, Karafat, Jorge, Siu, Yonseg.
Algo que es característico en el cementerio, es la posición en la que están ubicados los nichos, todos están mirando hacia el mar, hacia el pueblo de La Punta (ver foto 14) esto es porque se tiene la costumbre de que nuestros difuntos tienen que descasar mirando a nuestro pueblo y su campiña.

Foto 14: Vista parcial del cementerio donde se puede apreciar que las tumbas están en una misma dirección 
mirando hacia el pueblo y la campiña, en primer plano nicho de la familia Cáceres.

Uno de los personajes conocidos en nuestro pueblo en el siglo pasado es Orfelina Yunez Chávez que nació el 01 de agosto de 1906 y murió en 03 de septiembre de 1986, ella fue quien ayudo a traer al mundo a varias generaciones, pues era la partera del pueblo. (Ver foto 15)

Foto 15: Lápida de la tumba de la Sra. Orfelina Yúnez Chávez, recordada partera del pueblo.

Otro nicho que merece ser mencionado es de la familia Espinosa Torres pues en el hay trece cuerpos enterrados, en un principio estos fueron enterrados en fosas, y después el dueño de esta tumba Humberto Espinoza Torres construyó un moderno nicho en cuya lápida están escrito los nombres de las personas que descansan allí.

Mariano Torres Arenas y Petronila Ortiz Guillen (primeros pobladores del pueblo de Punta de Bombón ) Jesús Espinoza, Raquel Cáceres Zegarra, Matilde Cáceres Zegarra, Juana Torres Arenas, Ernestina Díaz Nieto y Lastenia Díaz Nieto ( primeras profesoras de La Punta, estos cuerpos estuvieron sepultados en los pabellones, pero el terremoto del 2001 destruyó sus nichos. Humberto Espinoza Torres recogió sus restos y los ubicó en su nicho), Martina Cáceres Valencia e Idelfonso Torres Ortiz (fue juez vitalicio en La Punta y fueron padres de Víctor Manuel Torres Cáceres, presbítero mercedario, y primer presbítero que tuvo el pueblo ( el colegio nacional lleva su nombre), José Miguel Cáceres Torres y un empleado de la Familia Torres de nombre Bonifacio. (Ver foto 16)

Foto 16: Nicho de la familia Espinoza Torres en él se sepultaron 16 personas.

Tumbas modernas como la de los esposos Ernesto Zanabria y Chepa Pinto se están caracterizando por su belleza y espacio. (Ver foto 17)

Foto 17: Nicho de la familia Zanabria Pinto, de un estilo moderno.

EL LUTO, DUELO, COSTUMBRES Y MIEDOS.

A principios del siglo pasado el luto era necesario y riguroso, así nos cuenta Abrahán Álvarez Lazo en su libro Memorias de Bombón “los familiares guardaban ocho días de duelo, sin salir de su casa. En las puertas y ventanas se colocaban crespones negros en forma de cruz y hojas de palmera clavadas en los marcos de las puertas. […] los familiares llevaban el luto durante tres años, en el sombrero se colocaban un cintillo negro en la manga izquierda de la camisa y en la solapa. Los sobres de cartas, para la correspondencia, se usaban con marco negro” (Álvarez Lazo, Abrahám “Memorias de Bombón” Pág. 31-32)

Los entierros se realizaban generalmente en las tardes, con realización de misa de cuerpo presente, los ataúdes no eran llevados en los hombros, para eso existía el féretro, en el inventario de la viceparroquia de la Punta de Bombón practicado por el teniente cura Dr. Manuel Ricardo Dávila el 26 d Junio de 1891 se lee”…un féretro de madera para los entierros.” Con este féretro se tejió un cuento muy conocido en el. siglo pasado. Oscar Álvarez Bisbal nos describe a este féretro de la siguiente manera “… cuando salíamos tenía especial cuidado de pegarme a las faldas de mi abuela al pasar por una puerta lateral de la iglesia, allí seguido se guardaba el tremebundo féretro, muchas veces lo vi a la distancia cuando conducía a un muerto y no me parecía tanto pero al estar, con lo que contaban los muchachos, que a media noche salía el féretro galopando, y hay del que encontrara a su paso. la emprendía a topetazos, y muerto de susto. Se les encontraba botando espumarajos por la boca. Dicen que su camino predilecto es la “calle de los muertos” , siguiendo el camino del panteón en donde se encuentra con el féretro de La Pampilla para trenzarse en reñida pelea hasta que al alba tiene que ir el propio cura o el sacristán a separarlos. Tal vez exageraron pero por las dudas había que ponerse alerta.” (Álvarez Bisbal Oscar, “La abuela Tomasa” revista La Punta 1972 Pág. 41-43). (Foto 18 fotografía de un entierro antiguo)

Foto 18: Fotografía de un entierro por el año de 1930, se puede apreciar que el ataúd esta encima del féretro.

Otra costumbre como la describe Abrahán Álvarez era la que hacia”… Agapito López, quien voluntariamente se impuso la misión de servir a la colectividad sin interés alguno. Todos los años desde el interior de la reja de fierro de la tumba de mi abuelo José Julián Álvarez repartía velas gratuitamente a todas las personas que las solicitaban el día 2 de noviembre día de difuntos para ser encendidas en las iluminarías de las tumbas de los seres mas queridos.

Muchas personas no se preocupaban por lleva velas al cementerio esperanzadas en que Agapito López se las iba a proporcionar o cuando estas les faltaban recurrían a él que gentilmente las ponía a su alcance.

Para recaudar fondos necesarios para la compra de velas días antes de la fecha de difuntos, salía por las casas de los diferentes pueblos aledaños pidiendo:” una limosnita para las almitas olvidadas” la gente gustosamente colaboraba con Agapito para que cumpla su cometido. Esta costumbre la llevó por muchos años hasta que dio dejó de existir; en adelante, nunca nadie mas ocupó su lugar” (Álvarez Lazo, Abrahán “Memorias de Bombón” Pág. 81)

PALABRAS FINALES

No se sabe cuantos restos mortales se encuentran sepultados en el cementerio de La Punta, la capacidad que tiene este campo santo para recibir restos mortuorios es una preocupación, si bien es cierto se puede ganar espacio para la parte posterior del cementerio, pero no se guarda un orden. Es la Municipalidad Distrital de Punta de Bombón la institución encargada de la administración del cementerio, pero poco se ha hecho para su mejoramiento., con excepción del ex alcalde Prof. Guillermo Mamani Coaquira, que impulsó la remodelación de la primera etapa. Hay tareas urgentes por realizar: el saneamiento físico legal del terreno y su inscripción en registros públicos, la construcción del cerco perimétrico y el reordenamiento de las tumbas, tarea en la que ha ofrecido su generoso concurso Humberto Espinoza Torres.

El cementerio de La Punta consta de unas 10 hectáreas aproximadamente, contando con el área que se conoce como el cementerio viejo y sin mencionar el área ocupada por los lotes que se delimitaron después del terremoto del 2001 en el pueblo joven Alto la Punta, afectando a esta área del cementerio de La Punta, pues estos lotes están muy cerca o por encima del cementerio viejo.

El terreno adquirido para ocupar con una tumba o construir un nicho son adquiridos a Perpetuidad, esto hace que muchos de estos estén en completo abandono, como la parte del cementerio viejo y en la parte de adelante del cementerio donde se entierran los niños o conocido como “los angelitos”

ANEXOS

ANEXO 1 (A.A.A. Tambo, defunciones, libro 1, folio 13)

Antonio de Caridad

“Año del Señor de mil ochocientos ochenta y cinco, en ocho de marzo yo el infrascrito teniente cura de esta Viceparroquia sepulté de caridad al cuerpo mayor de Antonio, se ignora el apellido como de setenta años de edad en esta Viceparroquia del Carmen de La Pampilla [en Punta de Bombón] el que murió con pulmonía, sin tener quien lo asista para su entierro y para que conste firmo fecha ut supra.”

[Rubricado] Manuel Ricardo Dávila

ANEXO 2 (A.A.A. Tambo, defunciones, libro 1, folio 113)

María Cáceres cuerpo mayor cruz baja

“Año del Señor de mil ochocientos noventa y nueve en catorce de octubre yo el infrascrito cura teniente de esta Viceparroquia de nuestra señora del Carmen [en Punta de Bombón] sepulté de cruz baja el cuerpo mayor de María Cáceres hija natural de Ramón Cáceres y de Agueda Arce, del lugar, fue esposa de Melchor Rojas, de edad de treinta y ocho años, del lugar, murió de mal parto y para que conste lo firmo.”

[Rubricado] Manuel Ricardo Dávila

ANEXO 3 (A.A.A. Tambo, defunciones, libro 1, folio 145)

Mariano Valdivia cuerpo mayor media pompa.

“Año del Señor de mil ochocientos noventa y uno en dos de enero yo el inscripto cura teniente de esta Viceparroquia del Carmen [en Punta de Bombón] sepulte de media pompa el cuerpo mayor de Mario Valdivia, hijo legitimo de José Domingo Valdivia y María Linares, murió de salto y de un porrazo del caballo, no recibió auxilios eclesiásticos y para que conste lo firmo.

[Rubricado] Manuel Ricardo Dávila

 ANEXO 4 (A.A.A. tambo, defunciones, libro 1, folio 16)

Lorenza Guillén cuerpo mayor cruz alta

“Año del Señor de mil ochocientos ochenta y cinco, día once de agosto, yo José Zegarra teniente cura de esta Viceparroquia de nuestra señora del Carmen [en Punta de Bombón] sepulté con cruz alta el cuerpo mayor de Lorenza Guillén de edad de ochenta y cinco años natural y vecina de Bombón, viuda del que fue José Torres, hija legitima de Félix Guillen y Clara Velásquez recibió los santos sacramentos y murió de pulmonía y para que conste lo firmo.

[Rubricado] José Zegarra

 

 

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